Twenty one pilots. Not today.

Twenty one pilots es ese dúo  que ganó un grammy y les dió por ir a recogerlo en calzoncillos. O ese grupo que te rapea, te hace rock, te fusiona ska con pop o el clásico más tranquilo del mundo. Es un grupo ecléctico, y nunca sabes por donde va a ir. Y eso mola. Mucho.

Miembros actuales de Twenty one pilots

Tyler Joseph

Josh Dun

(si. dos, ole sus huevos morenos)

Y es que, Twenty one pilots, es el futuro, amigos. Me da completamente igual el estilo en el que los encasillen. Molan. Y punto.  Deberíais echar una ojeada a su discografía y descubrir, entre mucha polución (algo evidente viniendo de un grupo que ya se ha vendido a la industria, aunque su genialidad sigue brillando) grandes temazos que os aseguro pasarán a formar parte de vuestra playlist forever. Y aquí os traigo una muestra de ello:

 

Not Today

Es un tema albergado en su disco Blurryface (del que seguro, hablaré en otra ocasión,  pués tiene más temazos) y de verdad, si no conoces este tema, engánchate rápidamente unos cascos buenos y prepárate para lo que viene.

El tema tiene mil influencias. Desde el minuto cero ya se huele a Mika, (sí, me molaba Mika, ¿qué pasa?) Muse, Queen e incluso los Beatles. (sobre todo al final, shh, que me adelanto)

Comienza como un tema “aparentemente” popero, con un buen rollazo que lo flipas, (gran voz la del Joseph y gran composición) que quedaría como  uno más en la lista de buenos temas, bien ejecutados y cantados; pero, ¡ay amigo!, llega el minuto 2:02 y eso empieza a despegar que parece un boeing 747,  y cuando te quieres dar cuenta estás inmerso en sus redes, flipando, y pensando: ¿cómo ha evolucionado este tema hasta llegar a esta burrada? vientos, coros bestiales, pelos como escarpias, pero lo mejor está aún por llegar. Y cambio de párrafo porque este final merece todos los recursos literarios posibles para engrandecerlo.

2:56: (Agárrate los machos) arranca uno de los finales más épicos y sinfónicos que podrás escuchar en tu vida; orquesta de vientos épica, percusiones brillantes que te harán palpitar, melodías de voces y contravoces perfectamente encajadas  que se quedarán en tu mente todo el día; es un himno, sin más. Eso sí: corto, muy corto; yo hubiera desarrollado esto mucho más; pero supongo que las delicatessen, si las estiras, dejan de serlo.

Cuando acaba, te preguntas: ¿y ahora que hago con mi vida? pues fácil. Darle al play de nuevo. Bienvenido al mundo de los melómanos obsesivos.

 

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